I.
Consideraciones
y justificación.
El
Área de Formación Integral Humana y
Religiosa procura el desarrollo
de una visión holística de la persona en sus características antropológicas,
axiológicas, religiosas y trascendentes. La misma crea
el espacio para reflexionar, buscar y proyectar respuestas a las interrogantes que se suscitan sobre la existencia humana.
Su fuente inspiradora es la dignidad inalienable e inviolable de
la persona humana. Todo hombre y toda mujer tienen en sí una nobleza que les
viene dada por la dignidad de la que están investidas,
por ser persona única, creada a imagen y semejanza de Dios.
Se pretende discernir y situar el aporte que
lo religioso puede brindar en la construcción de una sociedad democrática y de
un ser humano capaz de desarrollar relaciones humanas de calidad y valores
tales como la solidaridad, la justicia y el respeto por la vida. El hecho religioso está arraigado en la vida de los pueblos y sus
culturas a manera de expresiones, criterios, sentimientos, actitudes y valores. En nuestro
caso es el cristianismo el que impregna con sus valores la cultura dominicana.
El área asume y privilegia como horizonte de su accionar educativo
cuatro dimensiones relacionales de la persona al propiciar una relación más profunda y equilibrada
consigo mismo/a, con los y las demás,
con la naturaleza y con Dios.
Desde el currículo se procura acompañar a los y las estudiantes en el proceso de crecimiento, cambios y
conflictos que se presentan en las diferentes etapas de la vida, en la búsqueda
y afianzamiento de la propia identidad, en el cultivo de la afectividad, de la
espiritualidad y en la construcción de una recta conciencia que oriente sus
futuras opciones.
En este sentido el
área contribuye a la dimensión humanística del currículo apoyada en el
desarrollo de valores, en los derechos humanos y en una perspectiva ético-moral
que conduce hacia la valoración de la vida y la
convivencia fraterna en apertura a la trascendencia.
La permanencia de la enseñanza moral y religiosa consignada en el
currículo actual como Formación Integral Humana y Religiosa se explica por las
razones histórico-culturales, jurídicas y
por los convenios internacionales que la sustentan. [1]
Campos del conocimiento o disciplinas que
la sustentan.
La Formación Integral
Humana y Religiosa toma su razón de ser y se apoya en diversas ciencias y
disciplinas desarrolladas a lo largo de la historia del pensamiento humano: Teología, Filosofía, Historia, Ética, Axiología, Antropología, Pedagogía, Sociología, Ciencias Bíblicas, Psicología y además se relaciona con la Ecología, Psicopedagogía y la Tecnología. Así mismo,
otras disciplinas que han reflexionado sobre la
persona, han asumido y explicado el fenómeno religioso como parte fundamental
del devenir humano y de la cultura universal.
Teología: La teología ofrece instrumentos y soportes
sumamente importantes para el área de Formación Integral Humana y Religiosa. Como ciencia, busca explicar y conocer el
misterio de Dios mediante un lenguaje asequible, partiendo de la fe, la razón,
las Sagradas Escrituras, la Divina Revelación y la Tradición.
Filosofía: Es una disciplina del conocimiento que
reflexiona sobre el ser, sus fundamentos últimos, su existencia y esencia, sus
causas, principios y fin último. El ser humano, como ente pensante, se
cuestiona sobre su existencia, sobre sí mismo y sobre el otro, su entorno, la
naturaleza y su modo de estar en el mundo. La Filosofía desde la razón, trata
de dar respuesta a estas interrogantes. La religión utiliza los aportes de la
filosofía, tratando de dar sentido global a la existencia en búsqueda de la
profundidad de las cosas y del ser.
Historia: Busca la comprensión de los procesos
vividos a nivel mundial, regional y nacional y su relación con el hoy, tratando
de ver en ello las razones de los hechos actuales para aprender a ser sujetos que preparan y
construyen la historia. La historia y la cultura
universal llevan la impronta de lo religioso como elemento que ha humanizado, creado sentido y espacio para la vida en el
quehacer diario de las personas y de las comunidades. En nuestro caso,
es la religión cristiana la que impregna con sus valores la cultura dominicana por el arraigo histórico, social y cultural que ésta ha
tenido y por su determinada visión de la persona y del mundo.
Ética: Aporta a la formación de
un ser humano íntegro, con principios morales, capaz de orientarse con una
conciencia recta, que sabe discernir su actuación en cada circunstancia, hecho
o momento de la vida.
Axiología: Como rama
de la filosofía que tiene como objeto la reflexión de los valores y el juicio valorativo,
está estrechamente unida al proceso educativo. El punto de convergencia con
esta área es la formación en valores humanos de los y las estudiantes con los énfasis
propios en los valores morales, éticos, religiosos y trascendentes.
Antropología: Es una ciencia integradora
que estudia al ser humano en sus diferentes dimensiones, en el marco de la
sociedad y cultura a la que pertenece y como producto de la misma. La persona se pregunta por sí misma y por
la realidad que le circunda para desarrollar los modos de comportamiento social. Una rama
de ella es la antropología religiosa que sirve de apoyo al desarrollo de esta área.
Pedagogía: Es un campo de conocimiento obligado que
toda disciplina escolar y formativa tiene en cuenta para su adecuado desarrollo.
La pedagogía tiene por objeto el aspecto sistemático de la actividad humana
conductora de las acciones educativas y de formación y como toda ciencia tiene sus
principios y sus métodos. A partir de los elementos generales de esta
disciplina, el área ha ido desarrollando las acciones adecuadas a su naturaleza
particular, teniendo como criterio fundamental la educación integral de la persona.
Sociología. Contribuye a trabajar la relación con los
y las demás personas ya que estudia, describe y analiza los procesos de la vida
en sociedad. Investigaciones y hallazgos históricos dan cuenta que no existe
sociedad sin la búsqueda y vivencia
de lo religioso. El área toma de
esta reflexión sociocultural elementos significativos que ayudan a comprender
la sociedad actual, las relaciones nacionales e internacionales, el hecho
histórico-cultural así como sus implicaciones en los valores, antivalores,
actitudes y comportamientos.
Ciencias Bíblicas: Integran un conjunto de ciencias humanas que se aplican al
conocimiento de las Sagradas Escrituras para el acercamiento y la adecuada
interpretación y aplicación de los textos bíblicos a la vida. [ Se auxilia de diversas disciplinas
tales como la semiótica, arqueología, crítica literaria, filología, ciencias sociales, hermenéutica y exégesis entre otras.
Psicología. Se ocupa, entre otras cuestiones, de
descubrir todas las manifestaciones del comportamiento e interioridad del ser
humano tanto individual como social y los factores que lo determinan. Contribuye
al desarrollo de la personalidad, al fortalecimiento de la autoestima, el cultivo de buenas relaciones consigo mismo, consigo misma
y con su entorno. Ayuda a la comprensión de las experiencias, de los sentimientos y de las
diferencias entre los seres humanos.
II.
Aportes
del Área de Formación Humana y Religiosa al desarrollo de las competencias fundamentales.
Esta área, como su
nombre lo indica concierne a la formación del ser humano integral por lo que
incide en el desarrollo de cada una de las competencias fundamentales en tanto
todas ellas responden a una visión
holística del ser humano.
Competencia Ética y
Ciudadana
Los valores que
contribuyen a madurar la dimensión moral y social del y de la estudiante en el
descubrimiento y desarrollo de su dignidad como hijos e hijas de Dios, son
parte esencial del propósito de esta área. Tiene así la intención de formar ciudadanos y ciudadanas que asuman los valores que propician el
ejercicio de la democracia como son la libertad, responsabilidad, el respeto, la
honestidad, el consenso, el diálogo, la justicia, la armonía con el entorno
social, el respeto a la diversidad de creencias, de sexo, color, nacionalidad,
cultura, el
fortalecimiento de las relaciones familiares, el convivir en solidaridad y servicio.
Competencia
comunicativa
A partir de
los distintos lenguajes, la expresión verbal o escrita, explícita e implícita,
esta área contribuye a potenciar y orientar la expresión del pensamiento en la
formación de una cultura de diálogo y de paz. El diálogo, herramienta esencial
de esta competencia es priorizado en el área para establecer relación entre la
fe y la cultura así como la escucha, exposición
y aplicación de la Palabra de Dios en la vida social.
Competencia Pensamiento
Lógico, Crítico y Creativo
En esta área
se privilegia el análisis y el cambiar costumbres y modos de enfrentar las
circunstancias de la vida cotidiana. A partir de la realidad que vive la
familia, la escuela, la comunidad, la sociedad y el mundo, los y las
estudiantes participan de procesos de pensamiento reflexivo y crítico donde plantean,
crean y se comprometen con alternativas de solución en el orden material,
intelectual y espiritual.
Competencia Resolución
de problemas
En esta área se
abordan problemas diversos, se identifican las dificultades para lograr el cambio y la superación de
obstáculos y conflictos personales mediante estrategias de solución que se verifican en las relaciones interpersonales
y en diferentes contextos. Orientados por los conceptos, procedimientos y
valores propios de esta disciplina, se plantean soluciones a los problemas de
manera creativa.
Competencia Científica
y tecnológica
Aporta
principios éticos al desarrollo de las ciencias y al uso de los medios
tecnológicos, puesto que el uso irresponsable e interesado del conocimiento
científico y tecnológico, en muchas ocasiones, ha puesto en
peligro a la humanidad y su hábitat. El área ayuda a deslindar los campos de la fe y de la ciencia y a discernir
ambas fuentes de conocimiento y su aplicación. Así mismo, desde la visión
antropológica cristiana, se contribuye a un nuevo modo de comprensión de los seres
humanos, a una cosmovisión y a una forma de situarse frente a las realidades visibles,
espirituales y trascendentes.
Competencia Ambiental
y de la Salud
Esta área aporta
a esta competencia a través del cultivo, de una
conciencia crítica frente al deterioro del entorno natural con miras al
desarrollo de una responsabilidad ecológica. Las dimensiones del área, Relación
consigo mismo, consigo misma y Relación con la naturaleza, responden a esta
necesidad y delinean el enfoque de las mismas haciendo énfasis en el desarrollo
de actitudes de respeto, preservación y cuidado del medio ambiente y de la vida
en todas sus manifestaciones. Los y las estudiantes que se involucran en la
vivencia de estas dimensiones, construyen su sentido al tiempo que asumen
compromisos relacionados con la defensa y el uso responsable de los recursos
naturales y conservación de la salud personal y colectiva.
Competencia Desarrollo
Personal y Espiritual
El aporte del área
a esta competencia consiste en el impulso de la
dimensión humanística y cristiana, poniendo énfasis en la formación y desarrollo de valores humanos y trascendentes, morales, éticos y
religiosos. Busca que cada estudiante se conozca y se valore a sí mismo, a sí misma, como ser
humano libre y solidario, que reconozca y valore a los y las demás en su
diferencia, se relacione de manera respetuosa con el medio natural y se abra al
encuentro con Dios desde su interioridad. A través de estas dimensiones esta
área fundamenta el desarrollo de una existencia con sentido.
III.
Competencias específicas
del área. Justificación
El área asume y privilegia como horizonte de su accionar educativo
cuatro dimensiones relacionales de la persona que constituyen el fundamento
para la formación en valores y actitudes en un mundo en cambio.
En el proceso formativo del estudiantado estas dimensiones se
desarrollan de manera articulada con la
intención de propiciar relaciones profundas y equilibradas consigo mismo/a, con los y las demás, con la naturaleza
y con Dios.
Se describen de la manera siguiente:
a.
Dimensión relación consigo mismo, consigo
misma.
El ser humano es el único ser capaz de hacerse preguntas,
establecer relaciones con el mundo circundante y al mismo tiempo tener
conciencia de ello, tomar distancia y vivir desde su específica dimensión
subjetiva. Esto es parte esencial de su desarrollo personal y de la
responsabilidad con el mundo del que participa.
Esta dimensión
contribuye a que los y las estudiantes se descubran y perciban como personas
únicas e irrepetibles, investidas del valor supremo de la vida y de una
dignidad sagrada, imagen de Dios; desarrollen la autovaloración, la auto aceptación, autocontrol, la identidad, la
autonomía, el aprecio de sí, el conocimiento de las etapas de su desarrollo y
de su interioridad, capacidad de hacer
silencio, de reflexión, contemplación y de oración.
Se procura acompañar a los estudiantes en el proceso de cambios y
conflictos que supone cada etapa de la vida, en la búsqueda y afianzamiento de
la propia identidad, en el cultivo de la afectividad y la espiritualidad y en
la construcción de una conciencia ético-moral que oriente su vida y sus futuras
opciones.
b.
Dimensión relación con los y las demás.
Es una impostergable
responsabilidad individual y colectiva aprender a convivir y crear las
condiciones que favorezcan mejores relaciones de calidad entre las personas. Se
procura que el estudiantado aprenda
a enfrentar y resolver conflictos interpersonales, a realizar un trabajo
colaborativo, a desarrollar la capacidad de organización y a ejercer de manera
consciente sus responsabilidades, a defender sus derechos y dar cumplimiento a
sus deberes.
Esta dimensión favorece
el desarrollo social de
cada estudiante en la diversidad de los
ámbitos afectivos, familiares, socio-económicos, socio-políticos, cultural y
religioso, entre otros. De este modo adquieren una visión y comprensión de la realidad que les demanda
se reconozcan como personas de derechos y de deberes, de relaciones afectivas y familiares armoniosas y asuman de
manera responsable el vivir en fraternidad.
Se hace
imprescindible el cultivo de valores y actitudes tales como el respeto, la
equidad, el diálogo, la búsqueda de la justicia, el amor y la convivencia
fraterna para la construcción de una sociedad incluyente, participativa y
solidaria sobre la base de los valores del Evangelio.
c.
Dimensión relación con la naturaleza
Esta es una
de las dimensiones fundamentales que orientan la práctica de la Formación Integral
Humana y Religiosa y de otras áreas
hacia un compromiso de cooperar en iniciativas concretas por el desarrollo
sostenible que supere la lógica utilitarista e individualista.
La construcción
de relaciones de respeto, preservación y cuidado de la naturaleza como “casa
común” de todos los seres vivos y matriz
de la vida del planeta, es una manera de corresponder al don gratuito de la
creación de Dios. Es además lograr el equilibrio armónico de los componentes
del medio ambiente que permitan establecer la alianza entre éste y el ser
humano, para favorecer la vida digna de las personas y de su entorno.
Es una
exigencia humana entender esta gratuidad no como despilfarro ni uso arbitrario
de los recursos y bienes, sino como una invitación a desarrollar una sana
conciencia ecológica y ambientalista que tiene como base el reconocimiento y
respeto de los derechos de la naturaleza, la pertenencia de los seres humanos a
ella y la necesidad del cultivo de un ambiente adecuado para el desarrollo
pleno de la vida en todas sus manifestaciones. Se contribuye así a impulsar una
visión holística de la vida en la que todo ser viviente es importante y
respetable.
d.
Dimensión apertura a la Trascendencia
Es esencial
para esta área propiciar una relación adecuada de los y las estudiantes con el
Dios personal, cercano, revelado en la
Biblia como el Dios de amor, cuya Palabra se hace vida en la persona de Jesús
de Nazaret, quien comunica a Dios como
Padre o Madre que perdona y acoge
siempre, que se define como “Camino,
Verdad y Vida” cuyos
valores y actitudes señalan una propuesta de vida personal y comunitaria.
El tipo de relación
que se establece con la trascendencia y la imagen de Dios que se desarrolla a
lo largo de la vida, condiciona seriamente el tipo de biografía personal y
social que se construye.
Esta dimensión
da respuesta a la búsqueda del sentido de la vida como un
rasgo natural y fundamental de los seres humanos y muy especialmente en nuestro
contexto dominicano de profundas raíces cristianas como lo establece el sistema
educativo dominicano.
Esta apertura a la
Trascendencia hace posible el diálogo respetuoso con otras expresiones religiosas
existentes en la sociedad.
Competencias específicas de la Formación Integral Humana y
Religiosa.
Las competencias específicas nacen de las
cuatro dimensiones relacionales antes mencionadas. Estas se han organizado en
dos: Valoración de la vida y la dignidad humana en apertura a la
trascendencia y Convivencia fraterna y apertura a la trascendencia. Es de destacar que, aunque separadas por
fines pedagógicos para su desarrollo curricular, dichas competencias están estrechamente
vinculadas, dada la integralidad del ser
humano.
1. Competencia Valoración de la
vida y la dignidad humana en apertura a la trascendencia.
Respeta, promueve y defiende la vida y la dignidad humana en todas sus
expresiones como valor supremo recibido de Dios y se vincule con el medio social y
natural de manera autónoma y responsable. Esta competencia integra las
dimensiones de relación consigo mismo, consigo misma, con la naturaleza y con
Dios.
2. Competencia convivencia
fraterna y apertura a la trascendencia.
Construye relaciones de solidaridad y de convivencia armónica con quienes
interactúan y promueve una sociedad justa e incluyente. Establece relaciones
respetuosas con el mundo religioso y con
el Dios de Jesús revelado en la Biblia. Esta competencia integra las
dimensiones de relación con los y las demás y la relación con Dios.
II.
Consideraciones
metodológicas / Estrategias de enseñanza y aprendizaje.
]
El área de Formación Integral
Humana y Religiosa ha implementado una estrategia metodológica dinámica, realista y coherente con el
modelo pedagógico del currículo en su enfoque constructivista y socio-cultural, estructurada en cinco
pasos: Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y
Celebrar. Esta estrategia posibilita
un trabajo progresivo, centrado en los y
las estudiantes y su desarrollo.
Primer paso: VER. Es el inicio para trabajar las
temáticas curriculares. En este momento se pretende que el y la
estudiante, se aproxime a situaciones, realidades,
intereses, necesidades y
problemas a través de la aplicación de
los sentidos, la exploración, observación y visualización de los mismos en sus
diferentes aspectos.
Segundo paso: JUZGAR. Momento del análisis y reflexión
en torno a los factores que inciden en la realidad constatada; búsqueda de
causas y consecuencias. Se da relevancia a la Palabra de Dios como palabra que
ilumina la vida, las situaciones y las relaciones que se establecen entre las
personas, el mundo y la naturaleza. Se
recurre también a otros textos que inspiran y dan soporte a la
conceptualización y profundización.
Tercer paso: ACTUAR. Aquí se trata de promover la
búsqueda de soluciones y el compromiso transformador con el desarrollo y
ejecución de acciones en el aula, la
escuela, la familia y la comunidad que
propicien el cambio de actitud y la práctica de valores.
Cuarto paso: EVALUAR.
Se retoma y sintetiza el proceso vivido, se identifican y revisan las acciones
realizadas, los desempeños, la organización así como los valores y las actitudes asumidas. La
valoración se caracteriza por ser procesual, individual, grupal, actual,
integral y participativa.
Quinto paso: CELEBRAR. Por último, llega el momento
de expresar con alegría y gozo lo que ha sido el proceso de aprendizaje. Se
recogen las experiencias vividas y productos elaborados. El aula se transforma
en espacio de compartir festivo. Es oportunidad para expresar sentimientos,
cambio de actitudes y acogida a la
Palabra a Dios.
En cada uno de
estos pasos se van aplicando las múltiples técnicas que facilitan el desarrollo
del currículo.
[1]Ley de Educación No. 66’97, Art. 4 literal e; artículos del
22 al 26; Ordenanza 2´2000, Art. 10; Concordato entre la
Santa Sede y la República Dominicana Arts. XXI-XXII.