domingo, 11 de junio de 2017

Naturaleza de la Formación Integral Humana y Religiosa


I.                   Consideraciones y justificación.

El Área de  Formación Integral Humana y Religiosa procura el desarrollo de una visión holística de la persona en sus características antropológicas, axiológicas, religiosas y trascendentes. La misma crea el espacio para reflexionar, buscar y proyectar respuestas a las interrogantes que se suscitan sobre la existencia humana.

Su fuente inspiradora es la dignidad inalienable e inviolable de la persona humana. Todo hombre y toda mujer tienen en sí una nobleza que les viene dada por la dignidad de la que están investidas, por ser persona única, creada a imagen y semejanza de Dios.

Se pretende discernir y situar el aporte que lo religioso puede brindar en la construcción de una sociedad democrática y de un ser humano capaz de desarrollar relaciones humanas de calidad y valores tales como la solidaridad, la justicia y el respeto por la vida. El hecho religioso está  arraigado en la vida de los pueblos y sus culturas a manera de expresiones, criterios, sentimientos, actitudes y valores.  En nuestro caso es el cristianismo el que impregna con sus valores la cultura dominicana.

El área asume y privilegia como horizonte de su accionar educativo cuatro dimensiones relacionales de la persona al propiciar una relación  más profunda y equilibrada consigo mismo/a, con los y las demás, con  la naturaleza  y con Dios.

Desde el currículo se procura acompañar a los y las estudiantes  en el proceso de crecimiento, cambios y conflictos que se presentan en las diferentes etapas de la vida, en la búsqueda y afianzamiento de la propia identidad, en el cultivo de la afectividad, de la espiritualidad y en la construcción de una recta conciencia que oriente sus futuras opciones.

En este sentido el área contribuye a la dimensión humanística del currículo apoyada en el desarrollo de valores, en los derechos humanos y en una perspectiva ético-moral que conduce hacia la valoración de la vida y la convivencia fraterna en apertura a la trascendencia.
La permanencia de la enseñanza moral y religiosa consignada en el currículo actual como Formación Integral Humana y Religiosa se explica por las razones histórico-culturales,  jurídicas y por los convenios internacionales que la sustentan. [1]

Campos del conocimiento o disciplinas que la sustentan.

La Formación Integral Humana y Religiosa toma su razón de ser y se apoya en diversas ciencias y disciplinas desarrolladas a lo largo de la historia del pensamiento humano: Teología, Filosofía, Historia, Ética, Axiología, Antropología, Pedagogía, Sociología, Ciencias Bíblicas, Psicología y además se relaciona con la Ecología, Psicopedagogía y la Tecnología. Así mismo, otras disciplinas que han reflexionado sobre la persona, han asumido y explicado el fenómeno religioso como parte fundamental del devenir humano y de la cultura universal.

Teología: La teología ofrece instrumentos y soportes sumamente importantes para el área de Formación Integral Humana y Religiosa.  Como ciencia, busca explicar y conocer el misterio de Dios mediante un lenguaje asequible, partiendo de la fe, la razón, las Sagradas Escrituras, la Divina Revelación y la Tradición.

 Filosofía: Es una disciplina del conocimiento que reflexiona sobre el ser, sus fundamentos últimos, su existencia y esencia, sus causas, principios y fin último. El ser humano, como ente pensante, se cuestiona sobre su existencia, sobre sí mismo y sobre el otro, su entorno, la naturaleza y su modo de estar en el mundo. La Filosofía desde la razón, trata de dar respuesta a estas interrogantes. La religión utiliza los aportes de la filosofía, tratando de dar sentido global a la existencia en búsqueda de la profundidad de las cosas y del ser.

Historia: Busca la comprensión de los procesos vividos a nivel mundial, regional y nacional y su relación con el hoy, tratando de ver en ello las razones de los hechos actuales  para aprender a ser sujetos que preparan y construyen la historia. La historia y la cultura universal llevan la impronta de lo religioso como elemento que ha humanizado,  creado sentido y espacio para la vida en el quehacer diario de las personas y de las comunidades. En nuestro caso, es la religión cristiana la que impregna con sus valores la cultura dominicana por el arraigo histórico, social y cultural que ésta ha tenido y por su determinada visión de la persona y del mundo.

Ética: Aporta a la formación de un ser humano íntegro, con principios morales, capaz de orientarse con una conciencia recta, que sabe discernir su actuación en cada circunstancia, hecho o momento de la vida.

Axiología: Como rama  de la filosofía que tiene como objeto la reflexión de los valores y el juicio valorativo, está estrechamente unida al proceso educativo. El punto de convergencia con esta área es la formación en valores humanos de los y las estudiantes con los énfasis propios en los valores  morales, éticos, religiosos y trascendentes.

Antropología: Es una ciencia integradora que estudia al ser humano en sus diferentes dimensiones, en el marco de la sociedad y cultura a la que pertenece y como producto de la misma. La persona se pregunta por sí misma y por la realidad que le circunda para desarrollar  los modos de comportamiento social. Una rama de ella es la antropología religiosa que sirve de apoyo al desarrollo de esta área.

Pedagogía: Es un campo de conocimiento obligado que toda disciplina escolar y formativa tiene en cuenta para su adecuado desarrollo. La pedagogía tiene por objeto el aspecto sistemático de la actividad humana conductora de las acciones educativas y de formación y como toda ciencia tiene sus principios y sus métodos. A partir de los elementos generales de esta disciplina, el área ha ido desarrollando las acciones adecuadas a su naturaleza particular, teniendo como criterio fundamental la educación integral  de la persona.

Sociología. Contribuye a trabajar la relación con los y las demás personas ya que estudia, describe y analiza los procesos de la vida en sociedad. Investigaciones y hallazgos históricos dan cuenta que no existe sociedad sin la búsqueda y vivencia  de  lo religioso. El área toma de esta reflexión sociocultural elementos significativos que ayudan a comprender la sociedad actual, las relaciones nacionales e internacionales, el hecho histórico-cultural así como sus implicaciones en los valores, antivalores, actitudes y comportamientos.

Ciencias Bíblicas: Integran un conjunto de ciencias humanas que se aplican al conocimiento de las Sagradas Escrituras para el acercamiento y la adecuada interpretación y aplicación de los textos bíblicos a la vida. [ Se auxilia  de diversas disciplinas tales como la semiótica, arqueología, crítica literaria, filología, ciencias sociales, hermenéutica y exégesis entre otras.

Psicología. Se ocupa, entre otras cuestiones, de descubrir todas las manifestaciones del comportamiento e interioridad del ser humano tanto individual como social y los factores que lo determinan. Contribuye al desarrollo de la personalidad, al fortalecimiento  de la autoestima, el cultivo de  buenas relaciones consigo mismo, consigo misma y con su entorno. Ayuda a la comprensión  de las experiencias, de los sentimientos y de las diferencias entre los seres humanos.



II.                 Aportes del Área de Formación Humana y Religiosa al desarrollo de las competencias fundamentales.

Esta área, como su nombre lo indica concierne a la formación del ser humano integral por lo que incide en el desarrollo de cada una de las competencias fundamentales en tanto todas ellas  responden a una visión holística del ser humano.

Competencia Ética y Ciudadana   

Los valores que contribuyen a madurar la dimensión moral y social del y de la estudiante en el descubrimiento y desarrollo de su dignidad como hijos e hijas de Dios, son parte esencial del propósito de esta área. Tiene así  la intención de formar ciudadanos y  ciudadanas  que asuman los valores que propician el ejercicio de la democracia como son la libertad, responsabilidad, el respeto, la honestidad, el consenso, el diálogo, la justicia, la armonía con el entorno social, el respeto a la diversidad de creencias, de sexo, color, nacionalidad, cultura, el fortalecimiento de las relaciones familiares,  el convivir en solidaridad y servicio.

Competencia comunicativa

A partir de los distintos lenguajes, la expresión verbal o escrita, explícita e implícita, esta área contribuye a potenciar y orientar la expresión del pensamiento en la formación de una cultura de diálogo y de paz. El diálogo, herramienta esencial de esta competencia es priorizado en el área para establecer relación entre la fe y la cultura así como  la escucha, exposición y aplicación de la Palabra de Dios en la vida social.

Competencia  Pensamiento  Lógico,  Crítico y Creativo

En esta área se privilegia el análisis y el cambiar costumbres y modos de enfrentar las circunstancias de la vida cotidiana. A partir de la realidad que vive la familia, la escuela, la comunidad, la sociedad y el mundo, los y las estudiantes participan de procesos de pensamiento reflexivo y crítico donde plantean, crean y se comprometen con alternativas de solución en el orden material, intelectual y espiritual.

Competencia Resolución de problemas

En esta área se abordan problemas diversos, se identifican las dificultades  para lograr el cambio y la superación de obstáculos y conflictos personales mediante estrategias de solución  que se verifican en las relaciones interpersonales y en diferentes contextos. Orientados por los conceptos, procedimientos y valores propios de esta disciplina, se plantean soluciones a los problemas de manera creativa.


Competencia Científica y tecnológica

Aporta principios éticos al desarrollo de las ciencias y al uso de los medios tecnológicos, puesto que el uso irresponsable e interesado del conocimiento científico y tecnológico, en muchas ocasiones, ha puesto en peligro a la humanidad y su hábitat. El área ayuda a deslindar  los campos de la fe y de la ciencia y a discernir ambas fuentes de conocimiento y su aplicación. Así mismo, desde la visión antropológica cristiana, se contribuye a un nuevo modo de comprensión de los seres humanos, a una cosmovisión y a una forma de situarse frente a las realidades visibles, espirituales y trascendentes.  

Competencia Ambiental y de la Salud

Esta área aporta a esta competencia a través del cultivo, de una conciencia crítica frente al deterioro del entorno natural con miras al desarrollo de una responsabilidad ecológica. Las dimensiones del área, Relación consigo mismo, consigo misma y Relación con la naturaleza, responden a esta necesidad y delinean el enfoque de las mismas haciendo énfasis en el desarrollo de actitudes de respeto, preservación y cuidado del medio ambiente y de la vida en todas sus manifestaciones. Los y las estudiantes que se involucran en la vivencia de estas dimensiones, construyen su sentido al tiempo que asumen compromisos relacionados con la defensa y el uso responsable de los recursos naturales y conservación de la salud personal y colectiva.

Competencia Desarrollo Personal y Espiritual

El aporte del área a esta competencia consiste en el impulso de la dimensión humanística y cristiana, poniendo énfasis en la formación y desarrollo de valores  humanos y trascendentes, morales, éticos y religiosos. Busca que cada estudiante se conozca y se valore a sí mismo, a sí misma, como ser humano libre y solidario, que reconozca y valore a los y las demás en su diferencia, se relacione de manera respetuosa con el medio natural y se abra al encuentro con Dios desde su interioridad. A través de estas dimensiones esta área fundamenta el desarrollo de una existencia con sentido.



III.              Competencias  específicas  del área.  Justificación

El área asume y privilegia como horizonte de su accionar educativo cuatro dimensiones relacionales de la persona que constituyen el fundamento para la formación en valores y actitudes en un mundo en cambio.
En el proceso formativo del estudiantado estas dimensiones se desarrollan de manera articulada con la intención de propiciar relaciones profundas y equilibradas consigo mismo/a, con los y las demás, con  la naturaleza  y con Dios.
Se describen de la manera siguiente:
a.                  Dimensión relación consigo mismo, consigo misma.
El ser humano es el único ser capaz de hacerse preguntas, establecer relaciones con el mundo circundante y al mismo tiempo tener conciencia de ello, tomar distancia y vivir desde su específica dimensión subjetiva. Esto es parte esencial de su desarrollo personal y de la responsabilidad con el mundo del que participa.
Esta dimensión contribuye a que los y las estudiantes se descubran y perciban como personas únicas e irrepetibles, investidas del valor supremo de la vida y de una dignidad sagrada, imagen de Dios; desarrollen la autovaloración, la auto aceptación, autocontrol, la identidad, la autonomía, el aprecio de sí, el conocimiento de las etapas de su desarrollo y de su interioridad, capacidad de hacer silencio, de reflexión, contemplación y de oración.
Se procura acompañar a los estudiantes en el proceso de cambios y conflictos que supone cada etapa de la vida, en la búsqueda y afianzamiento de la propia identidad, en el cultivo de la afectividad y la espiritualidad y en la construcción de una conciencia ético-moral que oriente su vida y sus futuras opciones.

b.        Dimensión relación con los y las demás.

Es una impostergable responsabilidad individual y colectiva aprender a convivir y crear las condiciones que favorezcan mejores relaciones de calidad entre las personas. Se procura que el estudiantado aprenda a enfrentar y resolver conflictos interpersonales, a realizar un trabajo colaborativo, a desarrollar la capacidad de organización y a ejercer de manera consciente sus responsabilidades, a defender sus derechos y dar cumplimiento a sus deberes.

Esta dimensión favorece el desarrollo social de cada estudiante en la diversidad de los ámbitos afectivos, familiares, socio-económicos, socio-políticos, cultural y religioso, entre otros. De este modo adquieren una visión y comprensión de la realidad que les demanda se reconozcan como personas de derechos y de deberes, de relaciones afectivas y familiares armoniosas y asuman de manera responsable el  vivir en fraternidad.

Se hace imprescindible el cultivo de valores y actitudes tales como el respeto, la equidad, el diálogo, la búsqueda de la justicia, el amor y la convivencia fraterna para la construcción de una sociedad incluyente, participativa y solidaria sobre la base de los valores del Evangelio.

c.         Dimensión relación con la naturaleza
Esta es una de las dimensiones fundamentales que orientan la práctica de la Formación Integral Humana y Religiosa  y de otras áreas hacia un compromiso de cooperar en iniciativas concretas por el desarrollo sostenible que supere la lógica utilitarista e individualista.
La construcción de relaciones de respeto, preservación y cuidado de la naturaleza como “casa común” de todos los  seres vivos y matriz de la vida del planeta, es una manera de corresponder al don gratuito de la creación de Dios. Es además lograr el equilibrio armónico de los componentes del medio ambiente que permitan establecer la alianza entre éste y el ser humano, para favorecer la vida digna de las personas y de su entorno.
Es una exigencia humana entender esta gratuidad no como despilfarro ni uso arbitrario de los recursos y bienes, sino como una invitación a desarrollar una sana conciencia ecológica y ambientalista que tiene como base el reconocimiento y respeto de los derechos de la naturaleza, la pertenencia de los seres humanos a ella y la necesidad del cultivo de un ambiente adecuado para el desarrollo pleno de la vida en todas sus manifestaciones. Se contribuye así a impulsar una visión holística de la vida en la que todo ser viviente es importante y respetable.
d.             Dimensión apertura a la Trascendencia
Es esencial para esta área propiciar una relación adecuada de los y las estudiantes con el Dios personal, cercano,  revelado en la Biblia como el Dios de amor, cuya Palabra se hace vida en la persona de Jesús de Nazaret, quien comunica a Dios como  Padre o  Madre que perdona y acoge siempre, que  se define como “Camino, Verdad y Vida” cuyos valores y actitudes señalan una propuesta de vida personal y comunitaria.
El tipo de relación que se establece con la trascendencia y la imagen de Dios que se desarrolla a lo largo de la vida, condiciona seriamente el tipo de biografía personal y social que se construye.

Esta dimensión da respuesta a la búsqueda del sentido de la vida como un rasgo natural y fundamental de los seres humanos y muy especialmente en nuestro contexto dominicano de profundas raíces cristianas como lo establece el sistema educativo dominicano.                 

Esta apertura a la Trascendencia hace posible el diálogo respetuoso con otras expresiones religiosas existentes en la sociedad.

Competencias específicas de la Formación Integral Humana y Religiosa.

Las competencias específicas nacen de las cuatro dimensiones relacionales antes mencionadas. Estas se han organizado en dos: Valoración de la vida y la dignidad humana en apertura a la trascendencia y Convivencia fraterna y apertura a la trascendencia.       Es de destacar que, aunque separadas por fines pedagógicos para su desarrollo curricular, dichas competencias están estrechamente vinculadas, dada la integralidad  del ser humano.



1.      Competencia Valoración de la vida y la dignidad humana en apertura a la trascendencia.

Respeta, promueve y defiende la vida y la dignidad humana en todas sus expresiones como valor supremo recibido de Dios y se vincule con el medio social y natural de manera autónoma y responsable. Esta competencia integra las dimensiones de relación consigo mismo, consigo misma, con la naturaleza y con Dios. 

2.      Competencia convivencia fraterna y apertura a la trascendencia.

Construye relaciones de solidaridad y de convivencia armónica con quienes interactúan y promueve una sociedad justa e incluyente. Establece relaciones respetuosas  con el mundo religioso y con el  Dios de Jesús revelado en la Biblia.  Esta competencia integra las dimensiones de relación con los y las demás y la relación con Dios. 


II.                  Consideraciones metodológicas / Estrategias de enseñanza y aprendizaje.
]
El área de Formación Integral Humana y Religiosa ha implementado una estrategia metodológica dinámica, realista y coherente con el modelo pedagógico del currículo en su enfoque constructivista y socio-cultural, estructurada en cinco pasos: Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y Celebrar. Esta estrategia posibilita un trabajo  progresivo, centrado en los y las estudiantes y su desarrollo.

Primer paso: VER. Es el inicio para trabajar las temáticas curriculares. En este momento se pretende que el y la estudiante, se aproxime a situaciones, realidades, intereses, necesidades y problemas  a través de la aplicación de los sentidos, la exploración, observación y visualización de los mismos en sus diferentes aspectos.

Segundo paso: JUZGAR. Momento del análisis y reflexión en torno a los factores que inciden en la realidad constatada; búsqueda de causas y consecuencias. Se da relevancia a la Palabra de Dios como palabra que ilumina la vida, las situaciones y las relaciones que se establecen entre las personas, el mundo y la naturaleza.  Se recurre también a otros textos que inspiran y dan soporte a la conceptualización y profundización.

Tercer paso: ACTUAR. Aquí se trata de promover la búsqueda de soluciones y el compromiso transformador con el desarrollo y ejecución de acciones en el aula,  la escuela,  la familia y la comunidad que propicien el cambio de actitud y la práctica de valores.

Cuarto paso: EVALUAR. Se retoma y sintetiza el proceso vivido, se identifican y revisan las acciones realizadas, los desempeños, la organización así como los  valores y las actitudes asumidas. La valoración se caracteriza por ser procesual, individual, grupal, actual, integral y participativa.

Quinto paso: CELEBRAR. Por último, llega el momento de expresar con alegría y gozo lo que ha sido el proceso de aprendizaje. Se recogen las experiencias vividas y productos elaborados. El aula se transforma en espacio de compartir festivo. Es oportunidad para expresar sentimientos, cambio de actitudes y  acogida a la Palabra a Dios.

En cada uno de estos pasos se van aplicando las múltiples técnicas que facilitan el desarrollo del currículo.




[1]Ley de Educación No. 66’97, Art. 4 literal e; artículos del 22 al 26; Ordenanza 2´2000, Art. 10; Concordato entre la Santa Sede y la República Dominicana Arts. XXI-XXII.